Páginas

domingo, 6 de agosto de 2017

Keep Learning




No, no es un anglicismo. Realmente la frase Keep Learning no se utiliza en los países hispanohablantes. Tampoco Do It Yourself. Lo cuál parecería un tanto extraño para un nativo del idioma inglés.

¿Acaso es relevante? Talvez no lo sea. Sin embargo, estas frases envuelven un asunto más importante. Un asunto de costumbres, de hábitos, y hasta de cultura.

Muchos seguramente recordamos las historias de nuestros abuelos, o vivimos junto a unos padres capaces de hacer más cosas de las que nos imaginamos, y seguramente no podríamos siquiera enumerar. Y es que la vida muchas veces les enseñó (por las buenas o por las malas) a hacer una curiosa diversidad de cosas.

Algo que en algunos países continúa siendo bastante normal. En un afán de mantener una sana autoestima, un cierto nivel de masculinidad y de autosuficiencia, muchos hombres tienen todo un Workshop, o taller en su misma casa. Algunos tienen tantas herramientas que parecen estar preparados para el fin del mundo. Pero ¿Realmente lo necesitan?

Existen algunos factores, por los que este hábito continúa muy fuerte. Primero, las razones de autosuficiencia antes descritas. Segundo, un factor económico que motiva a las personas hacer ciertos intentos por no verse en la obligación de pagar a un tercero por una tarea que ellos mismos pudieron haber realizado. Y ¿Tercero? La tradición o cultura que se transmite a través de las generaciones. Tradición que parece en algunos casos haberse deteriorado.

Y aunque la intención de este escrito no es determinar la prioridad de los anteriores factores, es realmente hacer énfasis en la importancia de mantenernos aprendiendo cosas nuevas a lo largo de nuestra vida. Porque como bien dijo Einstein — Once you stop learning, you start dying

Y tu ¿Ya comenzaste a morir?

viernes, 23 de septiembre de 2016

La extraordinaria solidez de los árboles



Los árboles son maravillas de la creación, crecen a partir de diminutas semillas, se alimentan de nutrientes poco perceptibles al humano como los hay en el suelo terrestre, y utilizan la luz solar para efectuar su fotosíntesis.

Muchos producen frutos comestibles, otros en cambio, brindan una relajante sombra o una grandiosa vista en un panorama. Y no hay duda que ya hemos visto algunos que tienen ya varias décadas y se les ve muy fuertes.

¿Cómo podríamos imitar un árbol? Claro está, para los humanos es totalmente dañino pasar horas al aire libre y expuesto a los rayos solares, aunque unos minutos de sol al día sí son de mucho beneficio.

Hay otros aspectos que podríamos imitar. Por ejemplo, el aspecto que menos nos exponen estos bellos titanes de la naturaleza, la raíz.

Y es que la raíz, según algunas fuentes, es la primera de las partes embrionarias que se desarrolla durante la germinación de la semilla. Y no solamente es la primera, sino que en algunos casos llega incluso a ser la más grande.

Se dice que algunas raíces de árboles del desierto, llegan a medir hasta unos 70 metros de profundidad, debido a la dificultad con la que obtienen agua y minerales para subsistir.

Y... ¿Cómo podríamos imitar las raíces de los árboles? Pues no vamos a decirlo, esa parte cada uno ya sabe como hacerla. El motivo del presente texto es nada más hacer reflexionar al lector, que muchas veces hay aspectos en la vida que no parecen verse, pero son indispensables para la estabilidad en varios aspectos.

Cada quié sabe como mejorar sus "raíces", en otras palabras, sus bases o cimientos. Por lo tanto, esforcémonos por tener un mejor fundamento en nuestra vida, e imitemos la solidez con que los árboles se mantienen en pie a pesar de las inclemencias que les rodean.

jueves, 8 de octubre de 2015

Enamórate de los defectos




¿Se ha preguntado alguna vez por qué nos cegamos ante un fresco enamoramiento? Y si no lo ha hecho, le haremos la pregunta de nuevo... ¿Se ha preguntado por qué nos cegamos ante un fresco enamoramiento? Antes de seguir buscando la respuesta cabe hacer énfasis que este aplica a una buena mayoría de casos, pues cuando alguien está 'comenzando' a enamorarse, todo parece ser color de rosa (o celeste, si usted lo prefiere).

Si la pareja está pasada de libritas, pues decimos mi gordito o mi gordita. Si la pareja es muy pequeña, le decimos mi chiquito, o mi chiquita. Si es ojos achinados, le decimos chinito o chinita. Si es cabello rizado, colochito o colochita. Y aunque parezca un poco gracioso, llega el momento en el que no solamente tendemos a aceptar los todas las características, sino que temporalmente evadimos las negativas y les damos algún tinte positivo.

Y no hablamos de que las características anteriores sean necesariamente negativas, pues solo han sido usadas como ejemplos. Características visuales que no forman parte de un primer plano. Pero de las que realmente hablamos son de las características con más trascendencia: la personalidad.

Ahora bien. ¿Qué sucede tras ese fresco enamoramiento, cuando avanzamos en una relación? ¡Ah! Aquí viene lo bueno... Nos quitamos ese velo de los ojos, y comenzamos a ver los defectos en la otra persona. Realmente ya los habíamos visto, pero los estábamos evadiendo. A tal grado que nuestros amigos o amigas podrían incluso señalarlos, y nosotros los negaríamos.

Entonces ¿Qué hacemos al habernos quitado ese velo? Aquí viene la parte complicada. A muchos nos cuesta aceptar las imperfecciones de nuestro prójimo, incluida nuestra pareja. El asunto es que nunca vamos a encontrar alguien perfecto, y nosotros mismos tampoco lo somos.

Preguntamos de nuevo ¿Qué hacemos al habernos quitado ese velo? Bueno, cada quién toma una decisión diferente. Pero su propia respuesta le puede decir mucho sobre la manera en que usted evalúa a su prójimo.

Recuerde... Así como usted mide a los demás, así los demás lo miden a usted.


lunes, 13 de julio de 2015

La perspectiva, una mentira cierta


El color es azul claro, ¿o es celeste? Preguntas tan simples y a veces irrelevantes, generan discordia entre las personas. Cuántas veces no han habido malos entendidos, e incluso altercados violentos por cuestiones sin mucha importancia, y esto de la perspectiva juega un papel interesante.

La imagen arriba describe algo simple. Para nosotros los humanos, la Luna es un astro que rodea la Tierra. Pero si viviéramos en la Luna, pensaríamos que la Tierra es la que gira alrededor de nosotros.

Claro está, la ciencia ha comprobado lo contrario, pero mientras no exista una prueba sólida, todo es cuestión de perspectiva.

Ahora bien, pocas personas tienen enfrentamientos debido a los movimientos de la Luna y la Tierra. Pero este mismo principio pudieramos ocupar, para comprender otro tipo de situaciones.

Cuando alguien está moelsto con otra persona, usualmente es porque no han coincidido en cierta manera de pensar. Y es que no hay duda que todas las personas somos diferentes, y que cada cabeza es un mundo. El asunto es que si nosotros tratáramos de ver bajo la perspectiva del otro, otro gallo cantara.

No es sano cerrarse ante nuestro propio pensamiento. Si los científicos y personajes que han descubierto muchas cosas hubieran pensado de esa manera, no hubieran dado paso a darle la oportunidad a otras perspectivas.

Si hay alguna cosa de la que tengamos plena seguridad, pues es normal que la defendamos con solidez. Pero es muy cierto que hasta en las veces que estamos extremadamente convencidos de tener la razón, ya nos hemos equivocado.

Tratemos pues, de ser de mente abierta y escuchar diferentes puntos de vista. "En la variedad está el gusto", dicen por ahi. No impongamos nuestra manera de pensar, ni asumamos que vamos a estar en lo correcto bajo toda circunstancia. Por el contrario, considerémos que el prójimo tiene la oportunidad de estar en lo cierto, y cuestionemos nuestro propio pensamiento.

viernes, 27 de febrero de 2015

¿Cómo defraudar a alguien?



¿Alguna vez te has propuesto defraudar a alguien? Probablemente la respuesta sea un rotundo no, pues uno no suele proponerse semejante cosa.

Y si no te lo propones, ¿por qué será tan fácil defraudar a alguien? Suena un poco tonto, pero podría ser más complicado de lo que parece.

El ser humano necesita relacionarse con otros seres humanos. No basta la interacción con la tecnología, con la naturaleza, e incluso con otros seres vivos no racionales. Cada uno de nosotros necesita interactuar con otros humanos. Y en ese agradable y curioso proceso, parece que es un requisito encontrar cierto grado de aceptación en tu interlocutor.

Sea que empecemos a hablar del núcleo familiar, los padres. Podemos continuar hablando de los compañeros de estudio, los compañeros de trabajo. Luego nos pasamos a los conocidos, otros familiares, e incluso los amigos cercanos.

¿Quién no tuvo una decepción por palabras de los padres? O... ¿Quién no tuvo una decepción por algún compañero de clase? La respuesta solería ser un sí. Y tal parece que sería inútil hacer la pregunta que si alguien ha tenido una decepción por un amigo, o por una pareja, porque no existe una relación de amistad o romántica sin roses. Sería una interacción falsa.

Ahora bien, retomemos el tema central. ¿Cómo defraudar a alguien? Fácil, enumeremos unas cuántas maneras. Primero, no lo escuches, o actúa contrario a sus preferencias. Si es alguien cercano a tu vida, sin duda sabrás cuáles son sus gustos, y no te será difícil ahuyentar a esa persona. Segundo, miéntele y dile cosas de las cuáles se va a enterar, y que van a dañar sus sentimientos. Tercero, encárgate de repetirle a terceras personas, asuntos íntimos que solo ocurrieron entre tu y esa persona, o que esa persona te los contó en confianza.

¿Será difícil defraudar a alguien? Parece que no. Ahora pensemos, ¿será difícil ganarse la confianza o el cariño de alguien? Creo que la respuesta la dijeron ustedes en su mente. Sí, es muy difícil granjear una buena relación con alguien.

¿Por qué entonces es más complicado estrechar una relación, que alejarla? Numéricamente, ganar o perder puntos debería ser exactamente igual, a partir del cero. Pero en términos de relaciones humanas, aún no nos explicamos por qué los números negativos aparentan poseer un valor mucho mayor que los positivos.

¿Aprendieron cómo defraudar a alguien? No... Eso ya sabían como hacerlo.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Cuando los colores no huelen a nada



La vida da muchas vueltas, eso es difícil de contradecir. Algunos hasta le llaman la "montaña rusa" de la vida, porque son altos y bajos repentinos. El asunto es, ¿estamos bien agarrados del vagón?

Ese vagón, nos lleva hacia muchos lados. Y lo complicado es que esos rieles de la montaña rusa, no son manipulables. O en todo caso, figurativamente, serían muy poco manipulables.

Está claro que lo que hemos sembrado vamos a cosechar, y que toda acción tiene una reacción. Pero hay muchos otros factores que interfieren en el proceso de la vida, los cuáles no vienen directamente de nuestras acciones pasadas.

Hay momentos que esa montaña rusa, nos pone de cabeza... Que sentimos que ya no hay muchas razones para aferrarnos al vagón, porque realmente no hay más rumbo adelante. Momentos en los que los colores ya no huelen a nada, que las miradas no suenan ni a silencio, y que las palabras no transmiten ni un vacío.

En esos momentos, sí, en esos momentos. Son pocas las cosas que te pueden levantar. Y lo paradójico es que ese vagón va a llegar al riel que lo regresa a la normalidad, y que desacelera lo suficiente para que conservemos la calma. Pero mientras tanto, todo se nos cae de las manos.

¿A quién vas a acudir en momentos así? Es una difícil decisión. Así como hay lazos que te van a levantar del peor de los hoyos, hay otros hilos de los que vas a intentar sostenerte, y que no van a lograr sacarte del vacío.

Si alguien te aprecia, no lo dejes caer en el vacío. Solo el que realmente está de cabeza en ese vagón, comprende en ese mismo momento, lo que realmente se siente que un mundo, su mundo, esté de cabeza.

jueves, 29 de enero de 2015

Juguemos a no jugar



La palabra jugar tiene un significado bastante popular. Desde aquel niño que no tiene juguetes pero juega con las piedritas en la calle, hasta el que crece rodeado de lo último en tecnología y tendencias de la diversión.

El asunto es que todos hemos jugado en algún momento. Y muy probablemente sigamos jugando. ¿A qué? Esa es una pregunta que aunque suena sencilla, deberíamos hacernos detenidamente.

¿A qué jugamos? Bueno, el juego de la vida es bastante sencillo. Jugar, o no jugar. Vivir, o no vivir. Pero, y ¿qué tiene esto que ver con los juegos de los niños?

Crecimos bajo la costumbre de la diversión, que viene enlazada a la felicidad. No cabe duda que son dos aspectos básicos en la vida de un niño, y de un adolescente también. El asunto es que poco a poco el juego cambia. De pequeños, jugábamos con muñequitos. Luego tal vez ya jugábamos con otros amigos, practicábamos algún deporte, o jugábamos con una consola de videojuegos.

Poco a poco los juegos se vuelven más intensos, duros, físicos, con mayor competitividad. Algunos se pasan a jugar con su vida. Sí, con la vida real. Éste juego puede pasar a formar parte de la vida propia, e incluso incluir en el juego a los demás que lo rodean.

¿Y qué tipo de juego queremos jugar nosotros?

El juego depende de nosotros. Algunos juegan a llevar una vida acelerada y llena de emociones. Otros, juegan a solamente vivir el momento. Hasta hay un cierto eslogan que ha cobrado mucho auge recientemente, que dice "You only live once" o YOLO.

¿Es ese el juego que tu quieres jugar?

Y solamente es un ejemplo. Puesto que juegos hay muchos. Algunos deciden jugar con el sexo opuesto. Otros, con su familia, o hasta con sus amigos. Y creo que está de más decir, que hay algunos que juegan con ellos mismos.

Entonces, si te invito a jugar, te daré dos opciones. ¿Quiéres ser juguete, o jugador? En el juego de la vida, eso lo decides tú.